martes, 3 de junio de 2014

La inspiración clásica del "donoso escrutinio"

Uno de mis capítulos favoritos del Quijote es el sexto, que relata el “donoso y grande escrutinio” que tuvo lugar en la librería del ingenioso hidalgo. Preocupados por la cordura de su vecino, el cura y el barbero decidieron examinar su biblioteca para sacar de allí todas aquellas obras que pudieran tener un efecto pernicioso en su salud mental. Así, “la muerte de aquellos inocentes libros” sirve a Cervantes para construir un divertido episodio, que a la vez repasa con juicio crítico la literatura de caballerías.
Pese a la relevancia de este pasaje, no es muy conocido el hecho de que su composición pudo estar inspirada por el conocimiento cervantino de la literatura clásica. No obstante, estudiosos como Marasso y Roldán han señalado que a la hora de planificar su redacción, Cervantes tuvo como referente uno de los capítulos más conocidos de la Institutio oratoria (el primero del libro décimo) en el que el célebre maestro de oratoria Marco Fabio Quintiliano ofrecía un análisis examinador de la literatura grecolatina.
Marasso en “La categoría del Amadís” afirmó que:
…fue un gran acierto de Cervantes empezar el escrutinio con el Amadís de Gaula. Seguía, quizá por intuición de su propio genio, el orden jerárquico de los dioses en el canto del pastor virgiliano. Pero el cumplimiento de este precepto de Virgilio se debe más bien en Cervantes a la sugestión de Quintiliano. Cuando escribía los primeros capítulos del Quijote había leído las Instituciones oratorias. El donoso escrutinio, guarda relación con el catálogo razonado de autores del libro X de las Instituciones. El retórico latino sugirió a Cervantes este examen crítico de obras.

Para reforzar esta argumentación puede añadirse que Quintiliano empezó su comentario de los autores griegos y romanos por Homero, al que califica como "modelo" y "origen" sobre las partes de la elocuencia. Cervantes hizo lo mismo con Amadís, que entre los caballeros andantes es: "el primero, del que todos los demás tienen principio y origen".
Esto concuerda con la opinión de Roldán (“Cervantes y la retórica clásica”), quien subraya el paralelismo del pasaje de la Institutio oratoria con el escrutinio que Don Quijote hizo sobre los caballeros andantes para dar dilucidar cuál había sido el mejor.
En suma, la narración cervantina, que ciertamente rebosa gracia y donaire, supone un contrapunto humorístico al recorrido crítico de carácter didáctico y erudito por la literatura griega y latina que había hecho Quintiliano. Ello supone un nuevo ejemplo de cómo los escritores del Siglo de Oro edificaron sus obras partiendo desde las autoridades clásicas. Pero dado su ingenio creativo, lo hicieron con libertad: transformando los medios y los fines, adaptando algunas ideas y desechando otras, y sirviéndose de los recursos de los textos antiguos para alumbrar nuevas creaciones dotadas de un carácter propio, original y novedoso.

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