Uno de mis capítulos favoritos del Quijote es el sexto, que relata el “donoso
y grande escrutinio” que tuvo lugar en la librería del ingenioso hidalgo.
Preocupados por la cordura de su vecino, el cura y el barbero decidieron
examinar su biblioteca para sacar de allí todas aquellas obras que pudieran
tener un efecto pernicioso en su salud mental. Así, “la muerte de aquellos
inocentes libros” sirve a Cervantes para construir un divertido episodio, que a
la vez repasa con juicio crítico la literatura de caballerías.
Pese a la relevancia de este
pasaje, no es muy conocido el hecho de que su composición pudo estar inspirada
por el conocimiento cervantino de la literatura clásica. No obstante, estudiosos
como Marasso y Roldán han señalado que a la hora de planificar su redacción,
Cervantes tuvo como referente uno de los capítulos más conocidos de la Institutio oratoria (el primero del
libro décimo) en el que el célebre maestro de oratoria Marco Fabio Quintiliano
ofrecía un análisis examinador de la literatura grecolatina.
…fue un gran acierto de Cervantes
empezar el escrutinio con el Amadís de
Gaula. Seguía, quizá por intuición de su propio genio, el orden jerárquico
de los dioses en el canto del pastor virgiliano. Pero el cumplimiento de este
precepto de Virgilio se debe más bien en Cervantes a la sugestión de
Quintiliano. Cuando escribía los primeros capítulos del Quijote había leído las Instituciones
oratorias. El donoso escrutinio, guarda relación con el catálogo razonado
de autores del libro X de las Instituciones.
El retórico latino sugirió a Cervantes este examen crítico de obras.
Para reforzar esta argumentación puede añadirse que Quintiliano empezó su comentario de los autores griegos y romanos por Homero, al que califica como "modelo" y "origen" sobre las partes de la elocuencia. Cervantes hizo lo mismo con Amadís, que entre los caballeros andantes es: "el primero, del que todos los demás tienen principio y origen".
Esto concuerda con la opinión de Roldán (“Cervantes
y la retórica clásica”), quien subraya el paralelismo del pasaje de la Institutio oratoria con el escrutinio
que Don Quijote hizo sobre los caballeros andantes para dar dilucidar cuál
había sido el mejor.
En
suma, la narración cervantina, que ciertamente rebosa gracia y donaire, supone un contrapunto humorístico
al recorrido crítico de carácter didáctico y erudito por la literatura griega y
latina que había hecho Quintiliano. Ello supone un nuevo ejemplo de cómo los
escritores del Siglo de Oro edificaron sus obras partiendo desde las
autoridades clásicas. Pero dado su ingenio creativo, lo hicieron con libertad:
transformando los medios y los fines, adaptando algunas ideas y desechando
otras, y sirviéndose de los recursos de los textos antiguos para alumbrar
nuevas creaciones dotadas de un carácter propio, original y novedoso.
No hay comentarios:
Publicar un comentario