(Es cuento que leí en algún sitio, atribuido a la cultura de los indios americanos y que ofrece una muestra sobre los valores humanos transmitidos en su pedagogía)
Hace doscientos años, vivía un viejo jefe de la tribu Cherokee. Durante su vida fue un buen líder de su pueblo y demostró muchas veces ser una persona inteligente, justa y generosa. Siendo respetado por todos por su bondad y sabiduría, llegó a convertirse en un hombre muy anciano. Debido a su fama como maestro, cada año venían a verle niños y jóvenes de otras tribus: Apache, Sioux, Omaha o Cheyenne, que querían pasar un tiempo con el afable viejecito para aprender de él.
Hace doscientos años, vivía un viejo jefe de la tribu Cherokee. Durante su vida fue un buen líder de su pueblo y demostró muchas veces ser una persona inteligente, justa y generosa. Siendo respetado por todos por su bondad y sabiduría, llegó a convertirse en un hombre muy anciano. Debido a su fama como maestro, cada año venían a verle niños y jóvenes de otras tribus: Apache, Sioux, Omaha o Cheyenne, que querían pasar un tiempo con el afable viejecito para aprender de él.
Una noche, mientras el viejo jefe estaba sentado
alrededor de la hoguera junto con algunos muchachos, se escucharon a lo lejos
unos escalofriantes aullidos.
-¿Qué sucede, maestro?- preguntó uno de los
niños.
-Son dos lobos que están luchando por liderar su
manada- contestó el viejo.
Todos se quedaron callados, escuchando los ecos
de los aullidos, que poco a poco se fueron alejando. Cuando la noche quedó en
completo silencio, el anciano pidió a los chicos que se acercaran para
contarles una historia. Les dijo:
En el interior de cada uno de nosotros, en todos
los momentos de nuestra vida, se está librando un terrible combate entre dos
grandes lobos que quieren hacerse dueños de nuestra persona.
Uno de los lobos es fuerte y astuto. Es tranquilo,
paciente y fiel a los suyos. Se preocupa por el bienestar de su manada y quiere
ser un buen jefe para todos. Por eso siempre se muestra atento, amable y
respetuoso con los demás lobos.
El otro lobo es igual de fuerte, pero es
agresivo, egoísta y envidioso. Sólo se preocupa por sí mismo, ambiciona el
poder y se pasa el tiempo andando de un sitio para otro, gruñendo y mostrando sus garras y colmillos
al resto para que le teman.
Estos dos lobos viven dentro de cada uno de
nosotros y libran una guerra sin cuartel en nuestro interior. Dependiendo de
cual gane cada batalla, las personas se comportan de una manera o de otra. La
gente en la que prevalece el lobo pacífico está en calma, vive tranquila y se
porta bien con los demás. Sin embargo, los dominados por el lobo violento son
irascibles, sufren envidia y ansiedad, y se comportan cruelmente con sus
semejantes.
Los niños quedaron sorprendidos y durante unos
minutos permanecieron sumidos en sus pensamientos, reflexionando sobre la
historia que acababan de escuchar. Finalmente, uno de ellos preguntó al
anciano: -Maestro, ¿cómo podemos saber cuál de los lobos ganará la guerra en
cada uno de nosotros?- .
El viejo jefe sonrío antes de responder: -Es muy
sencillo: ¡ganará el lobo al que
alimentemos más!-.
Muy buena la historia, recomendable a aquellos que todavía piensan que el egoísmo es connatural al ser humano. Ya los antiguos astrónomos aseguraban que no hay mejor forma de enfriar el afán de poder que salir a la Naturaleza y mirar las estrellas.....y Unamuno no dejaba de repetir que la sabiduría conduce a la humildad, pues cuando más sabio se hace uno más se da cuenta de todo lo que ignora. Un fuerte abrazo.
ResponderEliminarMuchas gracias por tus palabras, David.
ResponderEliminarCreo que es muy positivo salirse de vez en cuando de lo que uno mejor conoce y tratar de aprender de otras materias, o de otras culturas, como es el caso del cuento que planteo. Como bien dices, en el momento en que nos acercamos a curiosear por otros ámbitos es cuando descubrimos lo limitado de nuestros conocimientos.
Un fuerte abrazo y hasta pronto amigo.