martes, 1 de abril de 2014

Migajas de estoicismo

El estoicismo es una doctrina filosófica que sostiene que para alcanzar la felicidad, el ser humano precisa tener un control supremo sobre su personalidad. Aspira por tanto a la formación de un carácter tan fuerte que tenga potestad sobre todas las circunstancias de la vida, y al que no afecte nada que provenga del exterior. En palabras de Zenón de Citio, se trata de que el pensamiento sea más fuerte que la materia, y la voluntad más poderosa que el sufrimiento físico o moral.
Del sabio estoico se espera que actúe con serenidad e imperturbabilidad sea cual sea su realidad vital: no deben afectarle la pobreza o la riqueza; el honor o la infamia; la salud o la enfermedad; el éxito o el fracaso. Para el buen estoico, todo esto constituyen accidentes ajenos a su persona, que se escapan de lo único que realmente puede controlar: su propio carácter.
Mediante el absoluto dominio de sí mismo, el estoico espera llegar a la ataraxia, un estado de ánimo impasible ante las adversidades de la vida. Se trata de lograr la calma pese a cualquier infortunio. El filósofo sabe que va a sufrir y a morir, pero sigue creyendo que puede elegir su actitud ante la desgracia. Dice Epicteto:
He de morir. ¿Acaso ha de ser gimiendo? Ser llevado a prisión. ¿Acaso ha de ser lamentándome? Ser exiliado. ¿Habrá quien me impida hacerlo riendo, de buen humor y tranquilo?
Cualquier lector puede advertir la dificultad que conlleva alcanzar este ideal. Somos humanos, somos sensibles, y las circunstancias de la vida nos afectan profundamente. Descartamos por el momento la posibilidad de afrontar con serenidad los grandes problemas de la existencia. Pero podemos intentar beneficiarnos de un talante estoico para las pequeñas dificultades y contrariedades que surgen cada día, dando una importancia relativa a las cosas, y no sintiendo angustia, ira o tristeza por los acontecimientos adversos de escasa importancia.
Como dijo el ilustre Epicteto: “Hay que empezar por las cosas pequeñas: se vierte el aceite, te roban el vino… Responde que por ese precio no vendes tu impasibilidad e imperturbabilidad”.
En consecuencia, si consideramos que la tranquilidad y el sosiego son deseables para la persona, llevemos en mente la frase de Epicteto e intentemos no alterar el buen ánimo por nimiedades y perder nuestra compostura ante cualquier contratiempo: seamos capaces de decidir qué sucesos deben perturbar nuestra paz interior y cuáles no.
Responda pues cada cual consigo mismo a la pregunta planteada por Epicteto: ¿A qué precio vendo mi buen humor y mi felicidad?
¿Será suficiente una leve pérdida material o afectiva (un poco de dinero, algún objeto u objetivo que poseemos o codiciamos, un problema laboral o en nuestro entorno, etc.) para que perdamos, aunque sea momentáneamente el bienestar y la alegría?
En suma: ¿Qué valor concedo a sentirme bien cada instante?, ¿Debo permitir que un hecho negativo condicione mi estado anímico?, ¿Puedo decidir mi forma de hacer frente a los acontecimientos?

3 comentarios:

  1. Sí, la verdad es que también pienso que es deseable practicar la ética estoica y el estoicismo ante los avatares de la vida. No siempre es fácil, y exige una reflexión previa, a la que nos invitas: ¿realmente tiene sentido que algo que no depende de mí me afecte hasta el punto de hacerme sufrir? En primer lugar, relativizar; luego, ser conscientes de que sólo una pequeña, una pequeñísima parcela de mi entorno depende de mí. No obstante, la impasibilidad no debe confundirse con la inacción o la indiferencia. La impasibilidad es una respuesta ante lo que me pasa en la vida; sólo que tiene la ventaja respecto a otras respuestas como la desesperación o la frustración de no sumar más dolor del que ya provoca el propio infortunio. Excelente entrada filosófica para un historiador.

    ResponderEliminar
  2. Buenos días David.
    Agradezco tus comentarios, que siempre aportan ideas de gran interés. Me ha gustado mucho la definición que haces de la impasibilidad y el significado que le atribuyes: me parece una reflexión muy acertada: gracias y enhorabuena!

    ResponderEliminar
  3. Ya sabes que me encanta siempre compartir contigo ideas, amigo. Un fuerte abrazo y nos vemos a la vuelta.

    ResponderEliminar